viernes, 6 de septiembre de 2013

Reflexiones de una viajera (IV)



No me acostumbro. Ya sé que me queda mucho por recorrer en mi camino hacia la tolerancia y también sé que lo estoy analizando con mi prisma de valores occidental, pero cada vez que veo a una chica con un burka siento como un pellizco en el corazón.  Tanto si es por razones culturales, religiosas o por tradición familiar, o por una mezcla de todas ellas, para mí es algo así como si decides meter una preciosa flor en una caja para evitar que su belleza o su olor te seduzcan y quieras tocarla. Sólo que la gran diferencia es que en este caso esa flor es un ser humano, piensa, siente, sonríe, se ruboriza, se enfada, se asusta.. pero muchas de esas emociones no puedes verlas, porque están escondidas detrás de una tela oscura.
Orquídea
Tengo que reconocer que incluso se me ha escapado alguna lágrima con alguna de las escenas que he visto: una mamá con un burka intentando calmar a su bebé en el carrito, que estaba llorando, por ejemplo. Por qué privar a tu hijo de poder disfrutar de tu sonrisa, de la dulzura de tu rostro al mirarle? O una niña de unos cinco años vestida de negro de los pies a la cabeza mirando mi camiseta rosa y mi pantalón de colorines. No me acostumbro.
Ayer estuve hablando con una chica de mi edad, bastante rato. Ella llevaba un burka negro, sólo se le veían los ojos, me di cuenta de que había desarrollado una capacidad especial para ser mucho más expresiva que otras personas al hablar. Con sus ojos me transmitía emoción. Me hubiera gustado preguntarle porqué lo llevaba o, simplemente, si era feliz así o si tan sólo estaba resignada. Pero, lamentablemente, la profundidad de la conversación no daba para eso.. Me quedé con la duda. Me gustaría llegar a entenderlo. Si esa cárcel es consentida o impuesta. Pero saber la respuesta de verdad.

Me da mucho que pensar. En una sociedad y en una familia en la que eso es lo que te hace formar parte de tu grupo, afianzar ese sentimiento de pertenencia que todos buscamos, desde pequeños, ese querer que nos quieran, que nos acepten.. qué haríamos cada una de nosotras si el decir “no”, el seguir otro camino implicase el rechazo generalizado de las personas que más quieres?

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