martes, 27 de agosto de 2013

Reflexiones de una viajera (II)

Ayer estuve conversando en Yakarta con amigos de varios países sobre distintos temas y hablamos de lo que significaba para cada uno de nosotros viajar. Uno de ellos nos confesó que ahora, después de haber probado la experiencia de viajar solo, tenía un gusanillo enorme por seguir haciéndolo siempre, y nos preguntaba esperanzado si ese sentimiento se pasaba con el tiempo, si luego no serían tan fuertes como las sentía ahora las ganas de seguir descubriendo mundo, culturas, quería saber si con el tiempo ese ansia se acaba apaciguando ... Los demás nos miramos entre nosotros sonriendo y le tuvimos que decir la verdad...Ese es el riesgo: una vez que lo pruebas y te gusta... estás perdido ...esas ganas de descubrir, de conocer, de compartir y de viajar ya no desaparecerán en tu vida, una vez que empiezas ese camino no hay marcha atrás... Habrá ocasiones en las que no podrás explicar cómo te sientes, pero es la sensación de formar parte del mundo, de estar conectado con personas de cualquier país, la libertad de poder elegir y diseñar tu camino, improvisando y siempre abierto a las experiencias, el fluir con lo que te va deparando la vida cada día, el empezar cada día sabiendo que es diferente a lo que ya conoces y controlas...eso ya lo llevarás por siempre dentro de ti y habrá cambiado tu forma de interpretar el mundo y a los demás para siempre. Te habrá permitido, además conocerte más a ti mismo, cómo te desenvuelves en situaciones donde sólo te tienes a ti mismo, no estás amparado por nadie, porque el viaje lo organizas tú, tú eres el máximo responsable de todo, no hay nadie al que echarle la culpa si algo sale mal..así que dejas de lamentarte por lo que debería o podría haber sido y aprendes a resolver, simplemente, y, además, a disfrutar de esos imprevistos o contratiempos.
En el Museo Wayang, Jakarta

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