1. Se reparte 1,5 litro de agua por persona/día, con temperatura de unos 35 grados. No hay más agua potable. Los voluntarios llevamos dos días viviendo esta misma situación, sin agua potable a partir de las 17:00, (hasta que llegamos a casa)...y os puedo asegurar que es una situación que crea bastante ansiedad y estrés...
2. Es frecuente encontrar, como hoy, niños deambulando por la carretera solos. Hoy ha sido un niño huérfano que intentaba conseguir comida y estaba casi desmayado del calor...
3. Es frecuente hablar con familias que te cuentan, ilusionadas, que van a cruzar la frontera y llegar a algún país. Lo hacen llevados por mafias que les cobran unos 1.500€ por persona, andando, cruzando bosques y montañas, (si tienen suerte y nos les timan o les roban tardarán dos días de viaje a pie...).
4. Muchos niños/adolescentes están muy alterados, nerviosos, algunos muestran signos de agresividad, están demasiado ociosos... De todas formas, los refugiados en los campos, a pesar de lo que han sufrido y lo que están sufriendo, son amables, te invitan continuamente a pasar a su tienda, a tomar el té, te sonríen mientras te hablan de su familia muerta o de sus casas destrozadas...
Las necesidades más urgentes en el campo: higiene, nutrición, agua potable, integración... pero, sobre todo... esperanza.
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